Carta del padre de unos alumnos de un instituto público madrileño

Un padre, preocupado por la situación de la educación madrileña nos ha reemitido la siguiente carta:

Queridos amigos, la enseñanza pública es buena en España en especial gracias a la labor de quienes trabajan en ella, docentes y equipos directivos muy capacitados que ponen todo su esfuerzo en la educación de nuestros hijos. Por supuesto que hay lamentables excepciones (como en todos los ámbitos de la vida), y también aspectos estructurales que merecerían un debate (por ejemplo, el gran número de materias por curso y la amplitud de sus contenidos lleva a mi juicio a un aprendizaje más bien superficial). Pero los mayores problemas de la enseñanza pública se deben a deficiencias de gestión por parte de las administraciones responsables, fundamentalmente de las Comunidades Autónomas. Tenemos, en resumen, una buena educación pública, con condiciones para ser incluso muy buena, que se ve perjudicada, a veces gravemente, por problemas de organización y gestión.

Pues bien, la Comunidad de Madrid ha publicado las instrucciones relativas a la puesta en marcha del curso próximo, como suele hacer cada año por estas fechas (sin tiempo apenas para que los centros se organicen), y en ellas se prevé un deterioro significativo de las condiciones de trabajo de los profesores.

La prensa ha informado ampliamente sobre ello. El dato clave es que se amplía el número de horas de clase que cada profesor debe impartir semanalmente. En los dos últimos años se pasa en la práctica de 17 a 21 horas semanales de presencia con alumnos, casi un 25% más. A eso se le añade que se reducen las clases desdobladas, que permitían atender a menos alumnos en algunas materias (¿cómo se puede hacer que hablen inglés en clases de 30 alumnos?: no tocan ni a una frase cada uno). Si cada profesor da más horas de clase, y además los alumnos se juntan en grupos más numerosos, pues naturalmente que harán falta menos profesores: el ahorro económico para la Comunidad está garantizado. Pero eso repercute, y muy gravemente, en la formación de nuestros hijos, y contradice todo el discurso que coloca la educación como prioridad, habla de reforzar la autoridad de los profesores y presume de buscar la excelencia.

En definitiva: la Comunidad de Madrid condena a nuestros hijos a recibir clase en aulas masificadas y por parte de profesores sobrecargados de trabajo. Los directores de Instituto, a los que les corresponde organizar cada centro, y los profesores de muchos de ellos, están celebrando reuniones para ver qué medidas cabe adoptar en defensa no de sus condiciones de trabajo, sino de la educación de nuestros hijos. Pero me parece imprescindible que también los padres estemos vigilantes frente a tal situación.

Querría añadir todavía un comentario más. Se ha convertido en un tópico hablar de la buena vida de los profesores, por sus pocas horas de clase y sus amplias vacaciones. Lo de las vacaciones es relativo, al menos si pensamos que durante el mes de julio la mayor parte de ellos sigue realizando tareas de diverso tipo (administrativo, de formación, etc.), al menos «a tiempo parcial». Lo del horario es directamente falso: la inmensa mayoría de los profesores trabaja ya más de cuarenta horas semanales, porque a sus horas de clase hay que sumar la atención que exige la tutoría, las reuniones de Departamento, las guardias, horas de biblioteca, actividades extraescolares, cursos de formación, etc.; y, además, todo el trabajo que tienen que llevarse a casa: preparar clases, elaborar y corregir ejercicios … Hay quien dice que por qué no lo hacen en el centro, y se pasan así cuarenta horas semanales en él. Pero lo cierto es que la mayor parte de los profesores que conozco preferirían esa opción, que además fomentaría el trabajo en equipo. Si no se hace es simplemente porque los Institutos no disponen de espacios, mesas, ordenadores, material … Es la administración la que se ahorra dinero construyendo unos institutos que sirven para dar clase, pero no para que los profesores trabajen en ellos.

En resumen: el trabajo de un profesor es muy exigente, y requiere el apoyo de los alumnos (que no siempre están dispuestos a respetar su autoridad), de los padres (que debemos colaborar al menos en la misma medida en que planteamos exigencias) y de la administración. Ésta es, ahora, la que más claramente incumple su parte de responsabilidad.

Con un cordial saludo

5 comentarios en “Carta del padre de unos alumnos de un instituto público madrileño

  1. Matemáticas

    Buenos días,

    soy profesora porque me gusta. He visto. día a día, como se deplora la educación en España, y todos los años digo:»voy a hacer lo mínimo.No me implicaré…visitaré a los padres que ellos quieran en la hora que indique el horario…y nada.Sigo haciendo mi labor con la misma ilusión que el primer día.Pero..estoy cansada…

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  2. Maria Montesinos Oltra

    Todo lo que se comenta en esta carta referido a la Comunidad de Madrid, se repite exactamente en la Comunidad valenciana, como maestra y como madre suscribo todo lo que este padre dice en su carta, son los poderes administrativos, desde mi punto de vista los que no defienden sino todo lo contrario, lo que és un pilar básico para el futuro, la educación de nuestros hijos, tendremos que ponernos de acuerdo para defenderlo nosotros.

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  3. Pepe

    Además, los que no somos docentes tendemos desdichadamente a olvidar que una hora de docencia es un trabajo intelectual agotador equivalente a mucho más tiempo en la mayoría de profesiones (los que hemos dado clases particulares a chavales lo podemos imaginar aunque sea lejanamente). Nadie parece preguntarse por qué un controlador aéreo, un piloto, un bombero o un cirujano no están 40 horas semanales ejerciendo sin parar, sino que tienen horarios reducidos o bien completados con formación, guardias y otras actividades; porque es lo lógico. De estas profesiones dependen nuestras vidas, pero de la docencia depende nuestro futuro y el de todo un país nada menos. No quiero un profesor con estrés para mi hija, quiero un profesional bien tratado y considerado por la sociedad y la administración.
    Y los recortes… si hablase de algunos centros que conozco (y los docentes mejor que yo) sobre todo en algunos barrios marginales de Madrid… son para desesperarse. Cada vez tienen más necesidades y cada vez tienen menos medios, gracias a una administración que prefiere gastar los dineros de todos en otras frivolidades.

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